Lala es una mujer que puede presumir de ese estilo autóctono que llevan a gala los bilbaínos. Más que una forma de vestir, es un saber estar. Una sensibilidad hacia la moda de quien ha crecido entre comercios con campanita en la puerta, sastrerías paneladas en madera y mercerías que aún hoy siguen conservando su muestrario de blondas, encajes y botones nacarados en los escaparates. Algunos locales lamentan que se está perdiendo ese regusto sibarita de antaño, aunque siempre quedan románticos empeñados en no dejar morir el genuino estilo de Bilbao. Inés, la nieta de Lala, es una de ellas.